La muerte no necesita explicaciones

La muerte no necesita explicaciones

Cómo explicarle a alguien que va a morir
en medio del vacío y de lo anacrónico,
cómo inducir la vida en un diálogo monoléctico
y desproporcionado, casi inválido,

cómo fraguar la más noble traición
sin que el arma apunte al cielo cual dianas y ruleta,
y desencantar al durmiente con un ósculo de partera
haciéndole atisbar nuevas esperanzas, nuevas conjeturas, otras razones,
diversos amores y acostumbrados dolores

y a pesar del estoicismo, para qué intentar
del modo más patético explicarle a ese alguien
la razón de su muerte, si agónicamente
lo único que se deduce es la consecuencia,
una dialéctica inquebrantable del espíritu...

para qué explicar la muerte si se puede explicar la vida...
que es inmanente, el origen que necio contra necio
retoza en la alquimia de lo transmutado...

Se deberá, por medio de la más insensata compasión
explicar la defunción, dar razón de un gramema
que sea la convergencia de la retórica que discurre
en las presunciones, en los silabarios inaudibles,
en la garganta desgarrada de la agonía...

Que se le anticipe a la muerte una factura
de seudoburocracia, documentos y membretes
de recurrencias...
que se le rellenen los ábacos con cuentas de inocencia
y los dedos con horas de reversa.

A la moribunda, alma mía, cierta mañana le dije:
no mueras,

Venda tus sueños antes que tus ojos
y amordaza el deseo con sumo cuidado,
antes de que muerda

Pinta el atardecer con crayón,
para que al llover se deslave,
y la noche tenga estrías que revelen el cosmos.

hierve un recuerdo
como una olla de chocolate en invierno
para que endulce las malas lenguas

compón un silencio,
como una alabanza a Dios,
lo que perdura al final es el luto de lo eterno.

y no mueras

vive lo más que puedas,
y después, después...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Zaaaaaaaaaaaaaa me encantó... te extraño demasiado... te necesito ya casate conmigo
te amo
Selma

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