Mortaja (final)

Y mi alma, pétrea, con la faz hinchada de aires plúmbeos, sobrevolaba la estancia, esparciendo diamantinas de ectoplasma sobre la mollera de los espectros divinos que fluctuaban con talante magro, y el rostro perdido y lánguido como la presa de una harpía que danza en las turbulencias de los miasmas expedidos por los escombros de aquel cuarto. Y con un flechazo certero al ala, mi alma cayó lejos de la habitación; caminó y se perdió lejos de todo aroma amargo, huyó de los cascabeles y los retazos de espíritu escupidos sobre los azulejos... Caminó lejos del demonio, y el ala mocha cayó a sus brazos; qué fino engaño, estampa enclenque de aquella musa, de ese querubín asaltado... que bien llegaba de nuevo al esclavo poeta, cincelándose en su pecho, y en las falacias esculpidas de su cana garganta.

Todo fue, al fin, escarmiento al poeta, a la exasperación, a la cordillera "donde baja y sube la tristeza" y los sortilegios tañen como égloga el viento del abismo.... Un error!!! Un demonio fullero que fue... y fue... y fue...

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