Ya poco me importa seguir escribiendo,
si yo decepcionado y serio me he inclinado hacia atrás
cayendo lentamente sobre el respaldo de mi silla,
tapando mis ojos de la vela y su luz
preocupado por la nada
y sin necesidad de ideas que cumplan con la dichosa poesía
que debí hacerle…
ya poco me importa el silencio,
que en mis encías se ha atorado,
engarrotando mis músculos
y trenzando el nombre de mi ambicionada en suspiros…
Vacío de pensares
y haciendo nómada la mirada
mis parpados siempre hirientes y
rebotan en el papel titulado Graciela
y mis pesados labios enlazan las lágrimas
con su carne
y mis ojos se van de su órbita,
se alejan del muro y el paisaje
y se anclan al mismo renglón
y el exquisito silencio que me ha de acordar
bajo querubines y cucharadas de ira
el nombre mismo de Graciela
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