(sin título y para una mujer sin nombre)
Mi corazón está helado
de pútridas páginas
y lunas que retornan al seco umbrío
que se mece en mis pupilas
Mi alma hedionda, amante borea y fugaz
mi carne consume,
y en un sopor cándido
de trepidante corona
engulle las luces quimeras de un alba inerte,
que ha de mencionar en su prolífica estela
un glorioso nombre perenne;
de tan tremenda arpía
en sus pasos enmohecidos,
caminando entre mis páginas y lunas mutantes
¡veo, oigo y canto! en tu cenit de muerte impía…
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