Minimalismo

Minimalismo


Es día de frío, (diría una vieja guitarra), sí,
es día en que no hay luna en los potreros,
donde los espectros sufren de ceguera láctea
y hay necios royendo el hueso
de una sombra en los umbrales.

Es día de frío y aún hay cuerpos
descomponiéndose en el suelo.
Hay grillos jugando al silencio
mientras frotan sus patas
contra el turbante de un carapálida.

Por la ventana de la primera casa,
la primera de la gran fila y las anchas columnas,
se despoja un vapor de barro,
un suave olor a café diluyendo la materia porosa
y delicada de un trozo de pan.

Los gatos duermen sobre una silla,
cansados de tanto arañar
con su maullido tantos sueños perdidos.
En otra ventana un niño echa el vaho
sobre el cristal y con su dedo escribe
o dibuja figuras sin forma.

El sol es un carapálida que aun no puede abrir los ojos.
Su ceguera le impide ver quien se le atraviesa.
Incluso pudiera ser otro sol gaseoso
quien le diera la espalda y el no sentirá nunca la afrenta.
Deja caer sus brazos y ni las arañas se cuelgan de ellos.

La luna es sólo una silueta blanca,
un fantasma, un arco… una ilusión de los veladores,
una puerta sin bisagra.
Yace muerta, su silueta a gis marcada,
y una bala que no ha sido encontrada.
Asesinada, así nace en los días de frío.

Las piedras están húmedas y secas.
Hay manchas de sudor,
quizás un lobo confundiendo su cordero le mordió.
Sus colmillos, bien pudieran ser las balas asesinas
que se disparan con cada aullido,
más quien recuerda que un lobo ha rondado en la esquina
la última noche. Él la mató.
Los perros, son sólo una voz necia
que muerde los huesos bajo los umbrales, y no son necios.

Es día de frío. Ella está desnuda sobre mi cama,
así luce, asesina muerta, suspendida sobre mis sábanas bermejas.
Yo, sólo observo por la ventana el día nuevo pasar.

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