Defensa del Trovador depravado

Defensa del trovador depravado

Mi pavor gorgotea como una zanja asfáltica

bajo las sienes níveas del corredor nocturno,

poderío helénico en el vientre pareciese

y se retuerce en la franja destellante y cíclica

de un paredón fantasmal plegado en la aureola

del seno dorado;

mi pavor canturrea: Cógeme, puta noche de mierda!!!

Érase un jardín metálico

sumergiendo las voces tétricas, gritando

en la ultratumba de las lechuzas;

su umbral, a guillotinar el alba;

y padecía la luna, su vómito en bilis

como el oro único, apolillado en su constelación

de madera…

Érase un trovador embalsamado,

discurriendo en la dócil compañía de su fusil

acuchillando los minutos

y desterrando su manto, cauto de lo finito:

La ira hace presa

como prensa celeste mi entraña;

ignoto carmesí de la carne y su saliva

cuan mosca en la telaraña, amordazada…

Todo es ira, y el olvido cuaja

en los tambores oxidados de mi cama,

mi pene sangra como un hombre lobo

desmembrado y con una escama de plata….

todo es ira, y el olvido se condensa

y la espuma de su torrente, cabrío

se esfuerza en recargar sus oídos,

y cuan polilla y luz

alcanzar el faro que a su espalda ilumina

Todo es ira, miedo y calma;

la sangre que mi hoz derrama,

el hemisferio de la esfera que en mi pecho inflama,

el átomo de tul fantástico en la noche de mi alma

todo es ira, miedo y calma;

brevedad silente de la vieja navaja,

piel de enmaraña

muerte dulce al filo de la mañana

Mi doncella baila , muerta

y blanda como la rama de un pino roído,

y conjura el vientre sepulcral,

denso hogar de los fantasmas vencidos

¡Mi Dios!, bendice infernal miembro

y en sus uñas vierte el vino

para que el aroma desgraciado

de mis dedos

no sean dóciles moléculas de invierno

¡Mi Dios!, fulgura mi estampa

como helio en la ventana,

del exilio el olvido ha de saber

que es exquisito estar vivo!

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