Osiris: primera

Osiris: Primera


Cuando pienso en Osiris
vagamente recuerdo un sonido puro,
un canto de ninfa o de sirena
magnetizando mi oído impuro;

El sentarme a mutilar el tiempo
con la zarpa de su voz,
viendo descender al horizonte
sobre el dorso del otoño
era como ver el cielo desvencijado
desboronándose
en costras bajo mi respiración rota,
siendo el espejo de un grito
bajo la almohada de esa luna sonámbula,
fría y blancuzca

sentarme a cantar muy callado
era tomarla de loca,
evitarla cuando iracunda,
rechinaba su único diente
y acuchillaba con su plateada boca
a cuanto lobo le aullaba ferviente

El sentarme pacientemente,
embebido
en tan perniciosa anatomía
de descuartizadas notas,
era sucumbir
a su lengua violácea,
preñando el suicidio
en el amargo trino
de su menstruación láctea.


Era un érase de Osiris,
versificadora siamesa,
de andrógino cuerpo
y etérea miseria
regurgitando el orgasmo
del silencio,
seco, dúctil y espeso

Érase ella
con su imperiosa afonía
vertiendo un osario
en su caja de cuerdas,
hechizando el aire
con su anagrama de musa
incompleta;
súcubo en mi cama, érase copulando
conmigo muerto,
érase su voz, ente necrófilo
condenándome a su palacio,
patíbulo de obsidiana,
donde mis vísceras flotan
pendiendo de su espada;
érase Osiris al final de un pentagrama
con la prístina en sus entrañas
adornando la otra garganta…



¿Hasta cuando Osiris
despertarás de tu sueño?,
a violarme tan quedamente
con tu cuello de hojalata,
asesinando, quemando
despiadadamente
mi garganta.

¿Hasta cuándo harás
de mi vientre
un nido de carroña?
para que la muerte que te ronda
caiga con sus pezuñas de arpía
a consumir dentro de mi panza
las almas
de tus finadas melodías.

Soy discípulo de tu cuerpo de madera,
apóstol de tus estrías metálicas,
y una falsa apología a tu verso
soy las sobras de lo que fue
un verbo con cuerpo
usando un tilde por sombrero...
soy el acento de su corona,
la sombra falsa de una luz invertebrada,
amante de tu dueña, dueño de ti misma,
de tu mies apolillada…

Y cuando como el fuego
consuma tus palabras
inventaré silencios
para acomodar tus cenizas,
barreré las palabras que se quedaron
para reconstruir el verso en el aire,
como una ráfaga de polvo entre tus dedos…

Creerme cuando hablo de ellas,
cuando no es diosa y la otra un cuerpo
y el sustantivo es reflexivo:


Si trasnochado en tu ventana,
con lujuria incalculable,
me desnudo a tu costado
y oigo tu pecho desgarrado,
cantando al olvido con memorias
viejas, tan viejas
que habían abandonado,
antaño a mi oído…

Más que esperases Osiris
vienes con ella, de sus calumnias
asesinando a la muerte,
vienes de los castillos convertida en uña
taladrando el espacio
con tu broca silente

y sólo me queda sentarme
a deshebrar los segundos
con tu inquisitivo recuerdo
pescando desde la luna,
feneciendo de liebre,
saltando en los maizales,
en el agua,
viéndome en tu espalda
sin estar ahí,
discutiendo con la muerte…

Alguna vez,
de tu boca la sangre
vino gorgoteando
en el azur de mi gangrena,
flotando sobre las aguas
diáfanas del horizonte,
donde el sol se opone
apagado,
a la sombra de tu redoble
y donde la luna
ha mordisqueado
tu canto en gritos insomnes…

… empapando mis vértebras
con tu sangre de otoño,
fría, espesa y naranja,
con el poema indeleble
sobre tu empañada crin,
perforada en el arco de saturno
y goteando esperma
en un vientre de tiempo y
deformando un feto de silencio,
mi cuerpo en otoño, fundido,
tuerto,
ponderado en tu atalaya, erguido,
al ras de tu madera
y al filo de tus cuerdas,
herido, casi muerto…


alguna vez te vi
merodeando el chapín del olvido,
recargada, destripada en una puerta
sin tirador, arrancada,
abandonada en el frío;
y sus manos opacas que te arrullaban
simulando una cuna de venial soporte,
donde el lloriqueo temprano de los muertos
hacia latir nuestros corazones
desbocando las arterias en chorros de acero,
y en canciones sin bisagras
arrugadas,
viejas y oxidadas…

Alguna vez murieron las dos,
con mi epíteto desflorando
su virgen lamento,
llego la muerte de mi brazo,
mi señora burguesa deteniendo el tiempo,
suspendiendo la vorágine en tus manos,
achatando tu voz,
acuchillando mi paladar;
sin dejar de hacer beso el aire…

y haciendo el beso tus labios y sus cuerdas
acentúas la fragilidad de tu homicida
con la tilde sorda de tu voz…
depurando en tu bolsillo
una agudeza de putrefacción;
palabras enclaustradas
en sus manos y la ecografía
enganchada de su vientre,
perforada por su hoz…

Y muertas las dos, ella concluyó:

“Cuántas letras no le dedicaría a una guitarra
cuando se entrega en cuerpo y alma;
canto a los muertos y espectros
que viven bajo mi sabana”

1 comentario:

Selma gato dijo...

Me encantanto tanto!!
como te dije, siempre quise hacerle algo a Osiris pero aaah esto hara que quede muy corto, me encanto, asi me enamoraste con tus letras tus palabras aahhh.. eres gebial chubidubo rifis
te amo.

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