Nada

Neblinas de nada a mi lado tiritan
cuan nefanda concupiscencia
congela profundo sueño, a cristales de eternos postreros
y nada es, nada será,
sólo aire en mis pulmones deshechos

Mujer con sombrero y aliento de nada,
blanquecina voz en solsticio de eucalipto,
hoz de labios en hiel mordidos,
lengua erguida sembrando menta condensada

Es corazón tuyo, mujer de hierba
aquel sembrado en la mesilla de noche,
aguardando el tintero y mi semen desierto,
es tuya, -idólatra de urbe y cuerpo-
mi alma de nada y mi rostro cubierto

Mujer de luz y crin sombreada,
mis ojos en el palastro de tu puerta
y mi mano asfixiando un vagabundo,
su miga blanca
de moho y de nada

Mundo de éter tuyo al asfalto baja
y la almohada teñida de rosicler
de tus senos, tu perfume
mío el horizonte de buitres que tu espalda rompe
carroña de tus dedos, zopilotes rondando zopilotes
mórbidas uñas de espina que en mis brazos hundes…


Tuyo el conscripto de la guitarra nueva
prescindido de ratones y grillos viejos…
juglar soy en tu lejanía de concreto
Ojos roídos los míos, demorados,
cansados en alineación planetaria y
en bancas vacías sentados,

culpando, yo, al otoño por las hojas indelebles
crecientes en tu vientre,
clamando infértil ocaso
de cuervos blancos y azules parvadas
saltando en mis manos
a la mujer que camina
en su viaje hacia la nada…

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