Aún cuando los lobos han enmudecido,
más allá de los horizontes fatuos,
veo tu retrato revelado en un atardecer,
y éste rojo amenazante,
bañado de tus ojos rizados,
se contrae en remolinos cálidos
que me recuerdan tus labios.
y es la brisa, que asustada y húmeda baila sobre mi pecho:
esa disnea que me causa tu aroma,
ese viento que me embiste deshecho…
Mojadas mis manos de media noche,
bajo el vapor de algún extraño rocío:
mi delirio, tú, postrada sobre un sopor de lirios,
y esos delirios son los que apetezco de ti, amor mío…
Y sumergido en un cause de acordes,
me ahogaré tras tu ejército de suspiros cansados;
mientras posado en el fondo de tus aguas
sonreiré a cuan agente mire tus cabellos,
y diga: Menuda llovizna la que se asoma
sobre esta angelical musa…
Es por influencia del sol y el cielo rojizo
que te amo, como la arena ama ser besada para sanar…
yo quisiera entonces besarte y versarte
siendo mis labios la arena, y tu cuerpo el mar…
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