El Carajo

El Carajo

Deseo ser niño y perderme en un carajo con pinta de golosina…
Lamer la derrota,
Y vaciar mis letras en el hocico de un perro…

Quiero que el carajo sea mi amante,
sonreírle tenazmente al oído
sin esperar cosquilleos de su parte…

Mientras reparo en quebrantos
y horrores zurcidos
espero al carajo llegar
en carroza ó bicicleta
no me importa cual
solo espero estar sobre su esperma tan pronto
y la arena suavice la espuma del mar.


Mirarme al espejo cada noche,
espiar de reojo la ventana,
ó alguna piedra que se estreche contra ella,
y pendiente estar,
del carajo,
de abrir la puerta y mirarlo de lágrimas a tristeza,
de sonrisa a hipocresía.

Y si llegasen por mi,
el carajo y su esposa la burguesa muerte,
-vendedora de encendedores y pólvora
traficante de vastas razones del desentendimiento-
estaría dispuesto a beber de su seno
y del carajo recibir palabrería inútil,
sin poesía de por medio.


Temo saber que el carajo es la mordaza de hoy en la noche,
que no es mas que mi lengua retorcida
como la concha del caracol,
temo sentir que no es mi amante,
que nunca existió
que volvió mi imaginación a su ciprés
y que sigue aun
tratando de encontrar el supuesto carajo que la vio partir entre sus pies.

Ya no sé…
si es el carajo algún paraíso perdido,
una letanía ó una plegaria al cielo,
ya no sé, si en verdad vamos todos con él.


Señora muerte… a qué hora dice que llega? … déme sólo unos minutos, no tardo… (en busca del carajo)

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