Shhhhhhhhhh!
Mi poesía está rota:
Tiene grietas del tamaño de tus venas
y se desangra bajo tu lengua.
Mi poesía está enferma:
Tose y gime tu nombre en cada pulso
y convulsa escupe las anginas
envenenadas de tu eco.
Mi poesía está muerta:
Reposa su cadáver en tu cuerpo
y su epitafio está escrito
con letras tuyas al final del último verso.
Tuyo es el amor a mi nefanda necrofilia,
tan deletérea como tu carne;
muerte sobre muerte
verso sobre verso:
Las horas de locura las miden tus ojos...
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