Con weva de título

En una noche de aquelarres y astros silvestres
mientras desnudo,
tumbado junto a un lecho de inmundicia
contemplo mundos y estrellas cual brillo no comprendo

Entonces llega la luna
habitual y sin conejo, como suele conocerme
navegando en algodón sonámbulo
y perforada como el queso…

Encantado bailo la delicia de su luz,
me revuelco con la gracia de un vagabundo;
blasfemo con las uñas enterradas en trinos de rabia
y callo…
cuando mi paladar sediento
es la única campana que anuncia el amanecer

La ira más lánguida deambula entre mis dedos,
toma de mí el hambre para su alimento;
en el asfalto hundo el rostro y las manos
y la lluvia resbala suave, sin descender del cielo…

Imprescindible la orfandad de mi espalda
para imitar el tiritar del frío;
bajo el rocío urbano,
vi ufano el resplandor a través de montañas de hierro,
y aquí me hallo, hambriento, solitario y desnudo
consumido por la mirada del conejo de sexo
y su luna sin queso…

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